En la actual era del Conocimiento en los intangibles reside el mayor valor de las empresas, representando en promedio un 30,4% del valor total de la producción. Pero lo percibimos como algo «no real», «no realizable», al tratarse de algo no físico, debemos avanzar en su consideración, como un activo valioso que debemos documentar y gestionar, porque de ello dependerá en gran medida el ganar o perder drivers claves de valor para las empresas hoy, pero sobre todo para nuestro futuro. Así, con la aprobación el pasado 21 de febrero de la Ley 1/2019 de secretos empresariales, España se alinea con el resto de los países europeos en el objetivo común de incentivar la innovación y la generación de conocimientos.
La Ley define el secreto empresarial de una forma amplia, como cualquier información o conocimiento, incluido el tecnológico, científico, industrial, comercial, organizativo o financiero, que reúna los siguientes requisitos:
- No debe ser generalmente conocido ni fácilmente accesible.
- Debe tener valor empresarial real o potencial por su carácter secreto.
- Deben de haberse tomado medidas razonables para mantener su carácter secreto.
Además de la definición de secreto, la presente Ley contempla los supuestos en que su obtención, utilización o revelación es ilícita, la regulación del régimen de cotitularidad sobre el secreto, su transmisión y posible licencia del mismo, así como el establecimiento de un régimen procesal específico y la protección de la confidencialidad de la información en el marco de los procedimientos judiciales.
Esta norma fortalece el reconocimiento y entidad que los intangibles representan en la actualidad, incidiendo en su relevancia como activo clave en la obtención de ventajas económicas sostenibles a largo plazo en el mercado, ofreciendo unas reglas del juego claras para su protección, explotación y defensa de su valor que va en aumento.
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